Historia : El Valle del Ounila, la tierra de los Glaoui ✏️ Ruta-Marruecos

El valle del Ounila, con Telouet situada a 1870 m y su paso de montaña a 2400 m como referencia mas significativa, fue la cuna del todo poderoso clan de los Glaoui, cuyo representante mas notorio (o al menos mas conocido) fue Thami El Glaoui (1879-1956), el último Señor del Atlas tal y como lo definió Gavin Maxwell en su libro así titulado.

---

El Valle del Ounila, la tierra de los Glaoui

Los Glaoui fueron en sus orígenes una tribu sedentaria, descendiente de dos de las grandes confederaciones bereberes, Masmouda y Sanhadja, (cuyo linaje se remontaba a los omeyas), que se establecieron en la región de Tafilalet y que, en dicha región, entraron a formar parte del sistema de gobierno llamado Makhzen, específico de Marruecos, que estructuraba el poder en torno a las delegaciones de autoridad que el Sultan de turno otorgaba a los caïds.

A finales del S. XVII, y bajo el reinado de Moulay Ismaïl, segundo sultán de la dinastía alauita que gobernó en Marruecos desde 1672 hasta 1727, los Glauoi trasladaron su residencia a Telouet donde, a su llegada, al ser una de las familias makhzenianas, es decir, familias al servicio del gobierno, pudieron construir una zaouïa y conceder barakas (bendiciones) a la población local, ganándose su confianza, empezando así a tejer la red de su imperio económico que los condujo hacia el poder y la riqueza.

No obstante, no fue hasta principios del siglo XIX cuando comenzó el verdadero ascenso al poder de esta familia, ascenso que no estuvo exento de intrigas, luchas intestinas y venganzas.

El primer paso lo dio Hammou Amezouar El Glaoui, abuelo de Thami el Glaoui, al ser designado como jefe de la tribu en Telouet que, en esa época estaba sujeto a la autoridad del poderoso caïd de Demnate, a unos treinta kilómetros de distancia en linea recta, separado de Telouet por el macizo del Anghomar con cimas que coronan a 3000 m y quien, a la sazón, controlaba todo el territorio del Alto Atlas comprendido entre el Valle de Ounila y el Valle de Dades.

El modesto jeque de Telouet se casó con la hija de otro jeque un poco mas poderoso, de una cercana aldea. Este matrimonio elevó un poco su rango social, pero fue sobre todo la posición estratégica de Telouet en la ruta hacia Marrakech lo que le permitió aumentar su influencia y riqueza al ofrecer hospitalidad y seguridad a todas las caravanas que, procedentes del sur, debían pasar por allí en busca del paso de Telouet que franqueaba el Atlas, a cota 2400, a cambio del pago de aranceles, lo que le aseguró una fuente regular de ingresos a los que había que añadir los obtenidos por la explotación de la mina de sal descubierta en Adouz, entre Telouet y Anemiter.

La incipiente y cada vez mas amplia riqueza del jeque Glaoui de Telouet así como su influencia, provocaron un ataque de celos a su suegro y un ataque de envidia a los enemigos que tenía dentro de su clan, lo que al final se tradujo en un enfrentamiento que se zanjó con su destierro de Telouet. Depuesto de su cargo y expulsado de sus tierras, se exilió en casa de los Aït Ounila, tribu vecina enemiga de los Glaoui situada en la cabecera del rio a los pies del macizo del Anghomar, donde murió olvidado por todos en 1855, no sin antes haber tenido descendencia.

Mohamed El Mezouari El Glaoui, apodado Ibibet, nacido en el exilio en 1830, creció con la ambición de vengar la humillación infligida a su padre y al mismo tiempo reclamar el título de jefe tribal de Telouet. En 1858, al frente de sus tropas, atacó la aldea de Taghennouste y mató a su abuelo materno, el jeque Ahmed Ben El Hadj pero su marcha se frenó, una vez más, debido a la oposición del poderoso jeque de Demnate y del también poderoso jeque que gobernaba el Valle del N'Fiss al oeste, desde la llanura de Haouz hasta el valle del Souss (Agadir).

Atrapado entre estos grandes jefes, Mohamed Ibibet pudo sobrevivir y consolidar su poder al ser un jeque de una de las familias makhzenianas y, por tanto, aliado clave para el gobierno del Sultan marroqui, quien, demás, utilizaba las rivalidades entre las tribus para mantener su propia autoridad. Por ello el sultán alauita Moulay Abderrahman, que reinó de 1822 a 1859, lo nombró Jeque Supremo de las tribus de Ait Telouet, Ait Ounila y Ait Tammante. Como quiera que era un personaje astuto, supo nadar y guardar su ropa frente a los celos del clan de Demnate y del clan del N'Fiss por lo que cuando en 1859 murió el Sultan y subió al poder Mohammed IV, quien reinó hasta 1873, se aprestó a ir a Marrakech a jurarle lealtad.

Durante este juramento de lealtad, el jeque de la muy influyente Zaouïa Naciria de Tamegroute, intercedió a favor de Ibibet ante el nuevo sultán, quien perdono y restituyó el honor del padre de Ibibet y, además, nombro a éste caïd Makhzenian de Telouet en 1864, virgo que le permitió tener bajo su mando a todas las tribus de la región, lo que aprovechó para establecer alianzas con los líderes de las diversas tribus de Ouarzazate y para extender su dominio a las regiones del sureste tomando el control de la kasbah de Taourirt en 1877, una encrucijada clave de todos los pasos hacia el valle de Drâa, hacia el importante oasis de Skoura y hacia los valles de Dades, Todrá y Tafilalet.

Ibibet, que tenia (en exceso) dos de los genes característicos de los Glaoui, nepotismo y corporativismo, aprovechó su poder y la situación estratégica de la Kasbah de Taourirt para aplastar a las tribus rebeldes del Sur, en particular a la de su histórico rival de Tazenakht .... pero se le fue la mano con tanto exceso de poder y tanto orgullo (vamos, que el tipo, además, era un tanto narcisista) ya que, aunque presagió lo que los ejércitos del Protectorado francés emprenderían unos años más tarde, se equivocó de medio a medio cuando intentó someter a todas las tribus disidentes del Sur para, bajo su mando, obligarlas a prestar lealtad al sultán, cometiendo graves errores de bulto al sobrestimar sus capacidades militares, menospreciar el orgullo y las ambiciones de las tribus sureñas del Marruecos de finales del siglo XIX y pensar que los recursos económicos que requería tal empresa los podía obtener fácilmente mediante sus rentas y los fuertes impuestos y gravámenes que exigía a las tribus de la confederación bajo su mando ...

Amghar Mohamed Ben Hammou El Mezouari El Glaoui, alias Ibibet, el pequeño gorrión pues eso es lo que significa su apodo, pensó que podía ser un águila que, nacida en aquella pequeña aldea enclavada al pie de las imponentes montañas, podría llevar su autoridad a las mil y una tribus esparcidas por el gran sur de Marruecos. Impotente ante la fuerza de sus enemigos y lastrado por sus errores de cálculo, Ibibet renunció a su gran sueño y se dedicó a gobernar su bastión, Telouet, concentrándose en consolidar sus actividades comerciales en el Alto Atlas.

Cuenta la leyenda que "en la Kasbah paterna construida en la meseta de Telouet, que pronto se convirtió en una imponente fortaleza, el pequeño gorrión terminó en 1888 una vida sin especial brillo"

Pero Ibibet tuvo varios hijos siendo, el mayor, Madani, y el menor, Thami, los que recibieron de él su herencia …. y su sueño.

Si Madani El Mezouari El Glaoui, nacido en 1860 en el douar familiar de Telouet, como hijo primogénito de Ibibet, heredó una autoridad consolidada y una fortuna considerable a la muerte de su padre que le permitió acceder a la jefatura del clan llegando a alcanzar el nombramiento al cargo más alto posible, el de Gran Visir del sultán, pero fue el segundo, Hdaj Thami El Mezouari El Glaoui, quien cumpliría la promesa de convertir al gorrión, en águila.

Madani sirvió a cuatro soberanos sucesivos (desde Moulay Hassan hasta Moulay Youssef) como caïd, califa del sultán sobre el Draa y el Sur, ministro de guerra y gran visir. Era inteligente, educado, religioso, patriota convencido y tenia una habilidad manifiesta para entender y ocuparse de los asuntos políticos, … ademas de urdir intrigas, no exentas de violencia y de tener una ambición ilimitada ya que, al igual que su padre, también era un guerrero increíblemente valiente, por lo que que pasaría buena parte de su vida luchando contra las tribus rebeldes que no se sometían a la autoridad de los Makhzen y, por tanto, a la suya propia.

Al igual que su padre, Madani vivía enfrentado a sus dos formidables rivales, el Caid que controlaba al oeste las ricas y pobladas llanuras del Souss (Agadir) y las de Haouz en el N'Fiss (al oeste de Marrakech) a las que se accedia por el paso del Tzin Test y el Caid de Demnate al este que controlaba el Tizi N ‘Baboun y por lo tanto el valle del Dades. Estos tres anduvieron toda su vida a la greña ..… greña que, habiendo pasado de padres a hijos, parecía no tener fin hasta que, un buen día, durante el reinado del sultan Moulay Hassan (Hassan I), esta feroz competencia entre los señores del Alto Atlas, quedó sellada a favor de los Glaoui.

Cuenta la leyenda que corría el otoño de 1893 cuando una expedición punitiva de Hassan I, llevada a cabo contra los insurgentes de Tafilalet, para recaudar sus impuestos e imponer su autoridad a esas tribus rebeldes derrotadas, quedó atrapada por la nieve y el frio poco antes de llegar a Telouet durante su viaje de regreso a Marrakech.

La suerte que debe tener todo gran líder sonrió a Madani quien, informado del peligro que corrían el Sultan y sus tropas, los ayudó movilizadando a toda la tribu para despejar el camino, utilizando todos sus recursos para llevar equipo y provisiones a caballo y en mulas para las tropas del sultan. En reconocimiento a su ayuda y lealtad, Hassan I le equipó militarmente y le concedió la ampliación del territorio controlado por él mas allá de los limites del Atlas, aumentando automaticamente su poder económico al tener el derecho de cobrar impuestos a las tribus sometidas y de cobrar impuestos a las caravanas que pasan a lo largo de todo ese territorio que, en ese momento, abarcaba casi 35 mil km2, una superficie mas grande que el Pais Vaco, Navarra y La Rioja juntos.

Madani, como todo buen Glaoui, era un corporativista de tomo y lomo pues se preocupaba en asegurar que la expansión territorial tuviera un beneficio directo e inmediato para su tribu. Con una indiscutible superioridad militar tanto en hombres como en equipo, Madani sometió por la fuerza a las tribus rebeldes de Tamdakhte, situadas entre Télouet y Aït Ben Haddou y se aseguró la lealtad de las poderosas tribus de Aït Zineb recurriendo a medios más diplomáticos: la alianza por matrimonio con el jeque de Aït Ben Haddou. Consolidada de este modo su posición estratégica, instaló a uno de sus hermanos en la Kasbah de Taourirt y eliminó por la via rápida a los jefes de la tribu Aït Ben Ali.

Después de cada victoria, Madani no se andaba con tonterías; sometía a los vencidos, ejecutaba sumariamente a todos los jefes rebeldes y nombraba nuevos amghars (jefes de la asamblea que gobierna en los pueblos, es decir, el alcalde en los actuales ayuntamientos) quienes, evidentemente estaban a sueldo de él, rompiendo así la transmisión tradicional de autoridad entre las tribus conquistadas, mientras establecía impuestos adicionales y gravaba el ganado, la cosecha, la mantequilla y la miel ... ademas, a modo de impuesto, impuso un trabajo penoso llamado lkoulfte que obligaba a hombres y animales a participar en la construcción de sus nuevas kasbahs (entre otras, la imponente de Tazart al norte de su bastión de Telouet en el camino a Marrakech).

Llegados a este punto de la historia, cuando Madani, tras haber consolidado su posición en el Atlas y regiones sureñas aledañas, se había estancado en su camino hacia el poder allá en Rabat, una nueva variable iba entrar en su ecuación ya que, con la llegada del siglo XX, Marruecos empezó a estar bajo una presión cada vez mayor por parte de las potencias europeas que deseaban establecerse en el país; la firma del Tratado de Algeciras en 1906 marca el inicio del control directo de la comunidad internacional sobre Marruecos, lo que provoca de inmediato las rebeliones internas que tan bien le iban a Madani habida cuenta, además, de que él era un patriota de tomo y lomo opuesto a toda injerencia extranjera tanto a nivel político como gubernamental.

Todos estos problemas eran el caldo de cultivo favorito para el talento de Madani y su enorme capacidad para urdir intrigas. Por un lado, se puso su ropa de guerrero para ir a sofocar la revuelta liderada contra el joven sultán; por otro lado, se calzó el traje de diplomatico y utilizó su arte en la negociación para cosechar los favores del hermano del joven Sultán, entonces califa de Marrakech; y por último, abandonó sus disfraces, se sacó la mascara e instó al hermano del sultan a convertirse él mismo en sultán bajo el argumento de defender la integridad de Marruecos que estaba a punto de ser avasallada por España, Francia e Inglaterra.

En noviembre de 1907, Madani inauguró la tradición de su familia de deponer sultanes y nombrar sultanes, tradición que continuaría su hermano Thami y que a la postre sellaría el destino de la familia; Madani marchó sobre Fez al frente de un ejército de 40.000 guerreros y obligó al sultán Moulay Abdelaziz a dimitir en favor de su hermano Moulay Abdelhafid. En 1909, el nuevo sultán nombró a Madani Ministro de Guerra y luego Gran Visir, el puesto más alto en la jerarquía marroquí del Makhzen, tras el Sultán. La variable del patriotismo esgrimida ante el débil gobierno marroquí frente a aquellas potencias coloniales europeas permitieron a Madani, por fin, salir de las montañas donde al fin y al cabo no era mas que el cacique local de turno, y llegar a las mas altas cotas de poder para empezar a jugar un juego para el cual, probablemente, nunca estuvo capacitado.

No obstante, Madani, que podía ser cualquier cosa menos tonto, nada mas llegar al cargo de Gran Visir era consciente de la extrema debilidad de su poder y del poder en torno al sultán, sobre todo por las presiones que ejercían los diferentes actores internacionales. Por ello, y sin perder tiempo, como cacique oportunista metido a estadista, que es en lo que en realidad era, designó a su gente para todos los puestos posibles. Su yerno Si Hammou se hizo cargo del caidato en todos los territorios de su bastión original, desde Telouet hasta Taourirt, Zagora y Tinghir. Nombró a su propio hijo, un adolescente de apenas dieciocho años, ministro de Guerra y finalmente nombró a su hermano, Hassi El Glaoui, para el cargo de pacha de la Kasbah de Marrakech, con control directo del arsenal, las cárceles y todas las tropas que cubrían el sur del país.

El poder de la familia Glaoui se extendía en ese momento a más de un tercio de Marruecos, una superficie equivalente a la de Cataluña, Aragon y Valencia juntos y su ejército se cifraba en casi 600 mil hombres. Por fin, Madani había logrado alcanzar el objetivo, convirtiendo al gorrión en el águila que llevaba el nombre de los Glaoui a coquetear en los palacios con aquella realeza cuyo poder era frágil e incierto y a hablar con los grandes estadistas internacionales de tu a tu ..... pero aún faltaba que el águila surcara los cielos.

Pero el águila no surcó los cielos en ese momento porque este poder, tan impresionante allá en el Atlas como contundente en las regiones sureñas que controlaba militarmente a estacazos y que tanta riqueza generaba debido a las rentas de su patrimonio y a los impuestos que recaudaba, era totalmente e incierto cuando Madani se trasladó a Rabat para jugar al los Juegos de Estado con aquellos actores que le llevaban siglos de ventaja en lo que a Gobernar, (si, si con G mayúscula), se refería.

En 1911, apenas dos años después del nombramiento de Madani para el cargo de Gran Visir, todo el clan fue destituido por el Sultán Moulay Abdelhafid, quien sospechaba de ellos, tenia celos de su poder y su riqueza y ademas estaba presionado por aquellas potencias extranjeras deseosas de controlar el reino, que no toleraban el patriotismo que Madani esgrimía avalado por su cargo de Gran Visir ni su nepotismo ni su visión de futuro (que no iba mas allá de la punta de su nariz). No obstante, pesar de este revés, el clan se mantuvo firme y compacto sobreviviendo a la abdicación de aquel sultán a quien Madani había ayudado a subir al trono, tras la firma del Tratado de Fez en 1912, gracias a su enorme patrimonio que les permitió aprovechar las nuevas oportunidades que se abrían tras la cesión de la soberanía a Francia y la consiguiente aplicación del régimen de protectorado con el fin de restaurar la economía fallida y las disparidades políticas en el reino.

Madani y Thami el Glaoui eran ya águilas y, aunque aun no podían volar, supieron hacer lo que había que hacer, estuvieron donde debían estar y entendieron, como oportunistas que eran, que los franceses les necesitanrían a ellos tanto como ellos necesitarían a los franceses porque la pacificación del país liderada por Lyautey se basaba en una política de alianzas para conquistar los territorios aún en disidencia y porque para ellos, el mantener su estatus politico y económico requería contar con la ayuda y el respaldo tanto militar como economico y politico de los franceses. Sin renunciar a su patriotismo, Madani había cambiado de chaqueta, porque como siempre pasa, el poder no entiende de ideologías ni tiene amigos ... solo tiene intereses.

Los dos hermanos Glaoui se conviertieron, pues, en imprescindibles, hasta el punto de recibir de manos del General Lyautey, la cruz de la Legión de Honor.

A partir de ese momento, los pequeños gorriones de Telouet convertidos en águilas, estaban preparados para volar lejos de su cuna allá en las montañas pero, aunque fue Madani el que había inaugurado la era de los grandes señores del clan de los Glaoui, sentándose en los suntuosos palacios de Marruecos, sería Thami el que la consolidaría pues Madani no tuvo tiempo para disfrutar su victoria al fallecer prematuramente en 1918, legando a su hermano y a su yerno, vastos territorios, considerables propiedades y una gran fortuna ... ademas del poder.

Tras el fallecimiento de Madani, las autoridades francesas del Protectorado, con el Mariscal Lyautey al frente, confirmaron a Thami como heredero del imperio Glaoui y el yerno de Madani, Si Hammou, renunció a su cargo de Caid pero no a su parte de la herencia por lo que, aunque a partir de ese dia, Thami empezó a escribir, a su manera, el último capítulo de aquella familia que, llegada del sur, supo aprovechar sus oportunidades hasta convertirse en los grandes señores del Atlas, no fue hasta 1934, fecha del fallecimiento del yerno de Madani, que Thami puedo volar libremente por los cielos del Gran Sur Marroqui.

La vida de Thami El Mezouari El Glaoui se asemejó un poco a una película de corte épico, cuyo guión habrían podido firmar John Huston o Sam Peckinpah y bien habrían podido dirigir Ridley Scott, Oliver Stone o Stanley Kubrick, pues en ella no faltó ningún elemento, incluidas las intrigas familiares y palaciegas, de Estado, el suspense o la violencia e, incluso, el mas que probable romance con una extranjera no musulmana y casada que, según cuenta la leyenda, era, ni mas ni menos, que Rosa Forbes, la noble y aventurera británica.

Nieto de aquel comerciante de sal acomodado que inició el linaje, déspota, tirano, seductor, conspirador y pacificador, su vida le llevó a convertirse en un señor feudal, a heredar un imperio económico de manos de su hermano, a derrocar a dos sultanes y a encabezar las intrigas por el poder, al pacificar primero el sur del Reino aliándose con los franceses del Mariscal Lyautey en 1928 y posteriormente enfrentándose al Sultán, (futuro Rey Mohammed V), y a su sucesor (futuro Rey Hassan II).

Thami El Glaoui, hombre apuesto de gusto refinado que jugaba al golf en Marrakech y coleccionaba alfombras, piedras preciosas y coches lujosos ademas de ser espléndido con sus invitados, aunque tenia una buena formación militar heredada de su padre y consolidada bajo el mandato de su hermano con la experiencia en combate, actuaba como un señor feudal a pesar de lo cual no carecía de un fino olfato para los negocios.

Asociado con su gran amigo Jean Épinat (inversor y aventurero francés, fundador de la CTM y del Grupo ONA, muy bien relacionado con las autoridades coloniales francesas y gran amigo del Mariscal Lyautey), aumentó hasta tal punto su poder y su fortuna que, en los años 30 y 40 del siglo XX, se decía que desde Rabat el sultán Sidi Mohammed (futuro Rey Mohammed V) gobernaba el norte de Marruecos y desde Marrakech, el sultan Thami El Glaoui gobernaba el sur. El último de los gorriones convertido en águila al fin ondeaba el estandarte de los Glaoui a los cuatro vientos.

De la mano de Épinat, Thami entró en el accionariado de la CTM (fundada en 1919), y del Grupo Ona (creada como sociedad de cartera en 1924 para agrupar todos los negocios de Épinat en Marruecos) y fundó asociado con él, en 1928, un grupo empresarial que explotaba las minas de Bou Azzer para la extracción de cobalto (que aun existen y funcionan hoy en dìa) además de explotar sus propias minas de sal allá en Telouet, mientras repartía su tiempo entre sus viajes a Europa (en uno de ellos asistió a la coronación de la Reina Isabel II invitado por el Primer Ministro Winston Churchill), su residencia de Marrakech (ciudad de la que él fue el pachá durante 44 largos años, cargo al que accedió en 1912 antes de asumir la herencia y el cargo de su hermano fallecido), la Kasbah de Telouet o sus residencias de Tanger, Casablanca y Fès, ciudad en la que siempre se le podía ver en compañía de grandes personalidades de la universidad Karaouiyine o del ámbito de la religión.

En Telouet, y durante casi 20 años entre 1930 y 1950, recibió a muchos de los personajes ilustres de la primera mitad del S. XX con quienes había establecido relaciones gracias a su poder politico, militar, económico y a su alianza con los franceses para pacificar el sur de Marruecos sometiendo a todas las tribus rivales; Théodore Steeg (diputado y senador francés, Gobernador de Argelia y General Residente en Marruecos), el sultán Sidi Mohamed (Mohammed V, recibido en Telouet el 16 de noviembre de 1931), Winston Churchill en diferentes ocasiones ya que además compartían pasión por el golf y el general Patton (recibido en 1942) ademas de Jacques Majorelle o el Mariscal Hubert Lyautey (recibido en múltiples ocasiones), son algunos ejemplos.

Gran aliado de la Francia del Protectorado, tanto por sus intereses militares como económicos, Thami el Glaoui se opuso siempre a la independencia de Marruecos, enfrentándose al Partido del Istiqal creado en 1943 para reclamar la independencia (lo que le llevó a su vez a enfrentarse también con el sultan Sidi Mohammed, que veía con buenos ojos las reivindicaciones de dicho partido), oposición que llegó hasta el punto de intrigar con las autoridades francesas del Protectorado, que en ese momento tampoco estaban por la labor de la independencia, el derrocamiento y posterior exilio del citado sultán (futuro Mohammed V), llevado a cabo el 20 de agosto de 1953, para sustituirlo por un sultán títere afín a los intereses coloniales franceses que tan bien le iban a Thami el Glaoui.

De todos los acontecimientos que vivió a lo largo de su vida, cuatro fueron los que, probablemente sellaron su destino : 1912, cuando Thami fue nombrado pachá de Marrakech por un dahir del sultán Moulay Youssef momento a partir del cual se alió con los franceses en la pacificación de Marruecos en nombre del protectorado. 1918, cuando Lyautey lo recompensó y lo nombró heredero único del imperio Glaoui. Diciembre de 1950, cuando pidió al sultán, y futuro Rey Mohammed V, que dejara de seguir al Partido Istiqlal a favor de la independencia de Marruecos mostrándose insolente y altivo durante una audiencia que le acarreó la prohibición de volver a entrar en el Palacio Real. Febrero de 1953, cuando Thami convocó a una reunión a 23 Pachas y 300 caïds, en la que se firmó una petición exigiendo la partida del sultán (Mohammed V), petición que solo solo 6 caïds y 4 pachas se negaron a firmar.

Tras la partida al exilio del futuro rey, el progresivo deterioro del poder colonial francés en todo el mundo y el nefasto desgobierno del sultán títere añadieron oxígeno a la llama de la independencia avalada por las demandas de organizaciones internacionales de la talla de las recién creadas ONU y Liga Árabe y, por supuesto, exigida por el pueblo mediante multitudinarias manifestaciones en el país las cuales, como toda buena revolución que se precie, fueron violentas en muchos casos, con múltiples atentados incluidos.

La llama de la independencia no iba ser fácil de apagar por lo que se vio claramente la necesidad de establecer una negociación entre las partes cuyo fin era pactar esa tan reclamada independencia tras el cambio del contexto internacional, empezado a raiz del fin de la II Guerra Mundial, en el que era evidente que la descolonización que se imponía a nivel global en Africa, no se podría evitar en Marruecos, lo que marcó el principio del fin para el clan de los Glaoui.

El 8 de noviembre de 1955, en Paris, el gran Pachá de Marrakech, derrotado y abandonado por todos sus aliados y amigos, tuvo que hacer antesala para postrarse a los pies del flamante Sultán, que regresaba de su exilio dorado allá en Magadascar, con el beneplácito de la Francia, para tomar lo que por herencia era suyo : un Reino.

Dice la Historia que Sidi Mohammed Ben Youssef, (Mohammed V), tuvo a bien en recibir a Thami El Glaoui tan solo para humillarle, en una recepción tan ensayada que no duró mas de cinco minutos en una sala de recepciones en la que se habían retirado todas las sillas en las que se sentaban los visitantes, poniendo punto y final a la historia de una vida que pertenece ya a la leyenda, leyenda que cuenta que su sentencia de muerte había sido firmada tiempo ha y que su acta de defunción fechada el 30 de enero de 1956, (oficialmente fallecido el 23 de enero a consecuencia de un cáncer), certificó el primer asesinato de Estado del nuevo reinado recién estrenado...

Sidi Mohammed Ben Youssef, Mohammed V (1909-1961), aterrizó un miércoles 16 de noviembre del año 1955 en el aeropuerto de Rabat-Salé procedente de Paris, tras poco mas de dos años de exilio dorado allá en Antsirabé; dos días después, el 18 de noviembre, celebró la oración de su primer viernes como Rey, escogiendo para ello la inmensa explanada de la Mezquita almohade inconclusa de Yacoub El Mansour allá en Rabat, en la que, y ante su pueblo, pronunció el discurso histórico con el que proclamó oficialmente la Independencia de Marruecos, independencia que había sido aprobada 15 días antes por el Gobierno de la 4ª República Francesa bajo la presidencia de René Coty, que derogó el Tratado de Fès y acordó la plena soberanía del país alaouita.

Hdaj Thami El Mezouari El Glaoui fue, a su manera, un rey; un rey que dejó su impronta en la historia de Marruecos y que sucumbió a la ambición que le había sido legada por herencia, a los celos que despertaba en los aduladores mas próximos al futuro Rey Mohammed V que envidiaban su riqueza y no toleraban su poder, y a la traición de aquellos actores internacionales que le auparon al poder y a la fama cuando, en realidad, le habían estado utilizando para sus propios intereses.

Tras la muerte de Thami el Glaoui, todos sus bienes fueron confiscados, sus propiedades, incluidas las imponentes kasbahs muchas de las cuales actualmente están en ruinas, pasaron a manos del Trono y todas las acciones de la CTM y del Grupo ONA que tenia pasaron a manos de la familia real marroquí gracias a lo cual, en 1980, dicha familia, a través de su holding empresarial en aquel momento, el SNI, pudo comprar a BNP-Paribas la parte mayoritaria de las acciones del grupo que Jean Épinat había vendido a dicha entidad bancaria en 1950, cuando decidió abandonar Marruecos dados los vientos de independencia que soplaban en esa época.

No obstante, no todos sus herederos cayeron en el olvido; avisados del inminente regreso del sultan desterrado y de la proclamación de independencia que iba a hacerse efectiva, muchos de ellos abandonaron rápidamente el pais llevándose con ellos todo el patrimonio que pudieron. Algunos de sus descendientes, con nacionalidades y apellidos cambiados, siguen viviendo a dia de hoy en diferentes países europeos o en Estados Unidos.

De los 11 hijos (8 varones y tres chicas) que tuvo con sus dos esposas y varias concubinas de su haren, heredado de su hermano Madani, la excepción fueron dos de ellos, los hijos que tuvo con su primera esposa, Lalla Zineb El Mokri (por cierto, viuda de su hermano Madani) :

Abdessadeq El Glaoui (1924-2017) porque estuvo en contra de los ideales y política de su padre ya que fue afín a la monarquia y a la independencia, llegando a ser el primer presidente del Tribunal de Cuentas de Marruecos y embajador en EE.UU y Francia bajo el reinado de Hassan II.

Hassan El Glaoui (1923-2018), artista y pintor por vocación, (gran amigo de Winston Churchill, que fue su mecenas ya que también era un apasionado de la pintura), educado como príncipe en Marruecos, formado como caballero en Inglaterra y como pintor en Francia, y que residía en Inglaterra donde tenia su propia galería, regentada hoy por una de sus dos hijas porque, aunque sufrió personalmente la represión contra su familia poco después de la independencia de Marruecos ya que fue detenido y encarcelado durante casi dos años, regresó a Marruecos en 1964 residiendo en dicho país hasta su fallecimiento el 21 de junio del 2018.

Estos dos hijos de Thami eran coetáneos de Hassan II, quien los apoyó hasta tal punto que el que fuera rey de Marruecos tras la muerte de su padre Mohammed V, era uno de los principales clientes y valedores de Hassan El Glaoui desde que éste regresó en 1964 a Marruecos ya que, entre otras cosas compraba sus cuadros para regalarlos a los dignatarios y jefes de Estado que recibía en Rabat, una situación que tuvo continuidad cuando el actual rey de Marruecos, Mohammed VI, subió al trono. En el año 2014 en Marrakech, y de la mano de su hija Ghizlane, se presentó una exposición de los cuadros de Hassan el Glaoui junto con algunos de los cuadros que Winston Churchill había pintado en esa ciudad.

En cuanto a las kasbahs, la mayoría quedaron abandonadas y, aunque hoy en día muchas de ellas están ruinas, siguen siendo testigos de aquella época; una de ellas, la Kasbah Lhad en Agdz, tuvo, años después, en la década de los 70 del S. XX, un triste protagonismo, al quedar incluida en la lista negra de las prisiones "del régimen" para encerrar a los disidentes durante los años mas sombrios del reinado de Hassan II, conocidos como "los años de plomo".

kasbah Lhad

Epílogo

Tal cual como una ironía del destino, Jean Épinat, el empresario aventurero nacido en 1877 en un lugar tan emblemático en Francia como es Puy-de Dôme, falleció el 25 de enero de 1956, 2 días antes que su gran amigo y aliado Thami El Glaoui.

4 años mas tarde, en 1959, la 4ª Republica caía y su presidente, René Coty, que tuvo que lidiar bajo su gobierno con la independencia de Marruecos, el levantamiento de Argelia y la OAS, desaparecía de la escena política.

Y 5 años mas tarde, en 1961, Mohammed V moría a consecuencia, oficialmente, de las complicaciones surgidas tras una operación quirúrgica, complicaciones que, sesenta años después siguen sin estar claras .....

Hubert Lyautey, General de Caballería, Ministro de Guerra y Mariscal de Francia, Alto Comisario de la República francesa en Marruecos, 25 años mayor que Thami, nacido en Nancy hijo de un ingeniero de caminos, no vivió el fin del Protectorado y la independencia de Marruecos pues falleció en 1934. A su funeral en Nancy asistieron algunos de los protagonistas de esta historia, Thami el Glaoui y Mohammed V entre ellos. Fue enterrado en Rabat por deseo propio, aunque tras la independencia de Marruecos fue trasladado para ser sepultado, entre los grandes de Francia, allá en los Inválidos.

Winston Churchill, militar, estadista, escritor y pintor, dos veces primer Ministro, sobrevivió a casi todos los protagonistas de esta historia ... y a algunos mas con quienes tuvo que lidiar en calidad de Primer Ministro de la Gran Bretaña, incluidos Iosef Stalin y los 32º y 33º Presidentes de Estados Unidos (Roosevelt y Truman).

El 18 de Noviembre es un dia festivo fijo en el calendario alaouita : La fiesta del Discurso del Trono o Fiesta de la Independencia, a pesar de que el comunicado conjunto oficial de la Independencia del Reino de Marruecos, tanto de Francia como de España, se proclamó el 2 de marzo de 1956.

El 20 de agosto también es un dia festivo fijo en el calendario en Marruecos : La Fiesta de la Revolución del Rey y del Pueblo.

El actual rey de Marruecos es, desde el año 2002, el propietario del holding empresarial llamado Siger que, actualmente es el accionista mayoritario del grupo AL MADA grupo empresarial nacido en el año 2018 tras un cambio de estructura y nombre al grupo empresarial SNI que, desde 1980 controlaba el 100% del grupo ONA; Al Mada es accionista mayoritario de empresas tan conocidas, de las cuales muchos de nosotros somos clientes, tales como Attijariwafa Bank y Marjane.

CTM, la empresa de transportes mas antigua de Marruecos con la que muchos de nosotros hemos viajado, fundada por aquel aventurero y empresario francés, paso a ser en 1956 propiedad del gobierno marroqui, siendo privatizada en 1993; actualmente tiene como accionista mayoritario con casi el 50% a RMA Watanya, una de las mayores compañías de seguros de Marruecos que, a su vez, es propiedad del holding Finance Com cuyo propietario no es otro que Othman Benjelloun, el banquero propietario de BMCE Bank.

---

Última Actualización: 20/06/2023 - 20:41