Yucatán y Riviera Maya en diez días ✏️ Blogs de Mexico

Jueves 6

Nos despertamos pronto, cerramos maletas y Matt vino a despedirse. Había que ir a Chiquilá, en el extremo noreste de la península del Yucatán, donde dejaríamos el coche y subiríamos a uno de los ferrys que iban a Holbox. Hay dos empresas que realizan la ruta y se alternan cada media hora, así que no nos preocupaba nada la hora de llegada: Holbox Express y 9 Hermanos.

Así que, según lo previsto, llegamos en un par de horas a Chiquilá y tal como habíamos leído esquivamos todas las ofertas de párquings hasta que llegamos al final de todo. Ahí dejamos el coche en Orange Parking, donde ya nos dijeron que cobraban 100 MXN por dia (por lo que habíamos visto, lo mismo que en los otros sitios). Dejas ahí el coche con las llaves y te dan un papel con un esquema donde señalan los daños que hay para que luego puedas verificar que no hay ningún golpe o rasguño nuevo. Nos dijeron que el coche estaría bajo techo….y luego vimos que no. No nos importó, pero tenedlo en cuenta porque insisten mucho y luego nada de nada.

Habíamos metido el equipaje en dos mochilas pequeñas con lo necesario para dos días, y así no tener que llevar a cuestas las grandotas. Y ya que el aparcamiento era el más cercano al muelle, fuimos a comprar los boletos relativamente ligeros. Compramos en Holbox Express y nos salío ida y vuelta por 400 MXN por adulto y 240 MXN por Guillem. Y cuando pasamos la barrera del muelle nos cobraron 60 MXN más por adulto en concepto de tasa medioambiental.

El embarque es rápido y eficiente. Si llevas maletas grandes te las dejan en bodega, y si son pequeñas las puedes llevar encima. Una vez el barco zarpa, hay que ir sentado todo el trayecto, que dura veinte minutos.

Cuando llegamos a Holbox el embarcadero ya estaba lleno de taxis esperando los turistas. Los taxis son los únicos vehículos a motor que pueden circular por las polvorientas calles y son todos iguales: carritos de golf con ruedas 4x4 y pintados de negro y amarillo, como los taxis de Barcelona. Si os apetece, se puede alquilar uno durante la estancia, pero no tengo ni idea de los precios porque no lo hicimos.

Por cierto, habíamos leído que el Holbox son comunes los cortes eléctricos y de agua. Además, los comentarios que leíamos en Booking eran horrorosos: malas maneras con los huéspedes, falta de higiene, sin desayuno habiéndolo contratado...se nota que Holbox se está poniendo de moda, porque si querías algo con buenas reseñas salía bastante caro. Estábamos algo asustados, pero nada malo pasó.

Dicho esto, nos costó bastante encontrar nuestro alojamiento. A pesar que el anfitrión nos dio instrucciones por whatsapp, estas eran poco concisas...pero vaya, nada que no solucione la paciencia y la tenacidad. Así que nos instalamos y fuimos a un súper a comprar pan, fruta y agua; nos comimos unos bocadillos y nos fuimos a la playa...¡ nada de perder el tiempo !

Y ahí pudimos ver que lo que quizás hace un tiempo había sido Holbox, ya no lo era. Las calles son polvorientas y ruidosas, los taxis pasan por todos lados y hay un montón de tiendas de souvenirs y restaurantes; vaya, se ha puesto de moda y está muy masificada. En realidad no dejamos que esto nos afectara y fuimos a lo nuestro: playa y descanso. Ya llevábamos un montón de días siguiendo horarios y queríamos relax.



Después de la playa, una ducha, una cena genial en el Poblano, un rato en el parque para que Guillem tuviera su tiempo y a dormir. Se trata de un miniparque de atracciones para niños que está entre Calle Palomino y la calle principal, Tiburón Ballena a la altura de Porfirio Díaz. Todas las calles crean una cuadrícula, así que es muy fácil orientarse….incluso para tipos como yo, que se pierden cada dos por tres.

Pudimos apreciar también el arte urbano de Holbox, con un montón de grafitis de temática autóctona:





Y para acabar, aqui podéis ver un primer plano de los famosos taxis de Holbox en una de sus plazas:

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Viernes 7

Habíamos quedado con Idoia y Nacho para ir a Playa Punto Mosquitos. Esta playa está en el norte de la isla y no se puede ir por tierra, me explico: Hay que ir a la playa y desde ahí caminar por la arena e ir entrando en el agua y caminar por el banco de arena, esto es unos cincuenta o sesenta metros dentro del mar. La marea va subiendo a lo largo del día, pero no os alarméis que no hay que nadar, pero sí os recomiendo hacer la visita temprano: a nosotros nos llego el agua hasta la cintura como mucho.



Tras la excursión, comimos en un restaurante que no sabría decir si era restaurante o el patio de una casa particular, porque era pequeñito. Nos fuimos a casa a descansar y a las seis nos fuimos otra vez de excursión con Idoia y Nacho, ahora a Punta Coco. Esta playa esta en el borde oeste de la isla, así que es perfecta para ver la puesta de sol. El paseo era largo, pero llegamos justo a tiempo de ver como el sol de ocultaba en el mar...¡ perfecto !

Y para terminar el día, no podíamos perdernos la famosa pizza de langosta del Evelyn. Una pinta espectacular.


Sábado 8

Ya nos íbamos de Holbox, nos había gustado mucho y daba mucha penita, pero no había tiempo para más. Como el check out era a las doce, tuvimos tiempo para un último baño. De vuelta al apartamento, cerramos maletas, comimos algo en un tenderete que teníamos en frente, que se llamaba Cocina Económica, y con el tiempo justo embarcamos para la vuelta a Chiquilá. Aprovecho para mostraros la carta del restaurante, para que os hagáis una idea de los precios:


Ahí recogimos el coche, y vimos que para nada había estado en la sombra. Estaba sucio y caliente...vamos, que no nos importaba, pero lo que no nos gustó es que nos dijeran que estaría cubierto siendo mentira. Estaba intacto, eso era lo que importaba.

Así que coche y para Cancún. El viaje era largo pero cómodo, todo una línea recta. Cuando llegamos, nos instalamos en el apartamento, que estaba en lo que en latinoamérica llaman un condominio. Un condominio es un conjunto de bloques de apartamentos con instalaciones comunes, en este caso una piscina ( ) pero también podria ser un parque o una pista de fútbol. El nuestro estaba vallado y tuvimos que esperar un poco a que viniera Verónica a abrirnos. Si tenéis curiosidad, solo hay que hacer una pequeña búsqueda con la palabra clave "pato". Por cierto, se nota que Cancún ya es más turístico porque los precios ya son algo más caros.

Así que hicimos unas mini compras en el Oxxo de al lado para el desayuno y fuimos a cenar a un chino de un centro comercial cercano (cercano en coche, no a pie).

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Domingo 9

¡Último día entero en México! Íbamos a dedicar el día a una cosa muy divertida: el Ventura Park. Esto es un parque acuático que está en la zona hotelera pero frecuentado por mexicanos y con muy pocos turistas. Los precios son mucho más razonables que Xcaret o Xel-Há y para nosotros era más que suficiente: el día antes compramos por Internet los tres pases Fun por 1850 MXN, que incluyen acceso, barra libre de bebidas no alcohólicas y comida bufet. Pero cuando llegamos, nos dieron la pulsera Platinum, que incluía también bebidas alcohólicas. Bueno, la intención no era pillar un pedal pero dos o tres combinados sí cayeron


Lo pasamos en grande ahí, y sin muchas colas. Al final acabamos los tres rebentados y nos fuimos a la hora de cierre, a las cinco.

De vuelta hicimos una parada en el centro, donde había una plaza con atracciones de feria y rematamos el día. Nos fuimos a casa, cenamos, y a dormir.


Lunes 10

Todo con mucha calma, ese día no teníamos planes salvo un baño en la piscina, cerrar maletas e irnos a comer de camino al aeropuerto. A la una ya estaba ahí Verónica, a quien teníamos que devolverle las llaves, así que paramos en Cancún Centro, en el Parque de las Palapas (sombrillas) que nos habían recomendado Idoia y Nacho. En la plaza había un montón de chiringuitos donde comprabas la comida y te sentabas en cualquier palapa libre, y en frente había un parque, así que todos contentos. Ahí podéis ver los chiringuitos detrás, y una palapa a la izquierda:


Aquí tenéis su ubicación, donde ya os adelanto que es fácil aparcar:



Ya no quedaba nada, salvo ir al aeropuerto, embarcar y decír adiós. Qué pena haber estado tan pocos días.

Por cierto, si a la ida habíamos estado doce horas de Lisboa a Cancún, a la vuelta y con el corriente de chorro (es.wikipedia.org/ ..._en_chorro) estuvimos siete. ¿Sabíais que los vuelos en sentido este pueden tardar menos debido este fenómeno atmosférico? Eso sí, casi tres horas seguidas de turbulencias que me estropearon el desayuno en Lisboa (sí, repetimos la jugada de la ida)...no se puede tener todo.

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