Tal y como he comentado, el día 5 nos desplazamos desde Florencía, vía Siena, hasta Venecia. Durante toda la organización del viaje mi mayor preocupación es que el hotel tuviese parking o al menos un garaje, y Venecia es un reto en sete tema. Como no veía demasiadas opciones en la ciudad, decidí reservar habitación en Mestre. Se trata del "pueblo" previo a Venecia y que está a 15 minutos en autobús.
El hotel fue el hotel della Rose. Un hotel normalito de 3 estrellas, sin internet, pero con el desayuno incluido. Eso sí, ¡ojo con los mosquitos!. Al mínimo descuido se os cuelan como churros.
Bueno, tras descansar, llegó el principal día de todo el viaje: el día 6 de Agosto, el día de Venecia. Solo estuvimos un día, ¡pero qué día!.
Tenía especial preocupación por el tiempo, ya que habían dado lluvias, pero la verdad es que a las 6 de lamañana echó una tormenta, luego escampó, y hasta las 7 de la tarde no hechó nada más.
Tras desayunar y prepararnos, cogimos el autobus y en 15 minutos estábamos en la estación de autobuses y comprando los billetes para el Vaporetto 1. Procedimos a cogerlo gracias a las múltiples recomendaciones del foro, y como no, me uno a ellas, ya que es símplemente fantástico.
Como os habreis dado cuenta, no cogí el abono de la veniceconnect porque al final hice números y me salía lo mismo. Pero si teneis intenciones de pasar varios días y coger bastantes vaporettos, os lo recomiendo.
A lo dicho, cogimos el vaporetto 1 y disfrutamos de un mini crucero hasta la plaza de San Marcos de unos 30 minutos de duración. Es una pasada ir por el gran canal y ver los palacios que había a un lado y al otro, pasar por debajo de Rialto... Es una sensación que cada uno tiene que vivirlo para poder contarlo.
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Y después de esos fantásticos 30 minutos llegamos a un lugar impresionante por lo que representa, por lo que es. Estar en la palza de San Marcos me causó la mayor impresión de todo el viaje. Estar en un lugar tan famoso, tan bello, y que yo estuviese allí me tocó la fibra. Eran las 9.30 y nos acercarnos rápidamente a las puertas de la basílica ya que habíamos cogido la reserva por internet de 1€. La verdad que si no quereis perder tiempo en colas, un euro os soluciona el problema (aparte del truco de la mochila). Según entras a la basílica te quedas atónito y te das cuenta de que es una joya del año 1063 que mezcla tendencias orientales y occidentales. ¡Todo el interior es dorado!. *** Imagen borrada de Tinypic ***
Al entrar tienes el acceso limitado a una fila que va avanzando poco a poco hasta la zona del altar. Mientras avanzas no puedes quitar la vista de sus techos y cúpulas, ya que tiene varias ilustraciones bíblicas que merecen la pena. Una vez en la zona del altar te sueltas un poco y tras contemplarlo detenidamente fuimos a la zona trasera de dicho altar para pagar 2 € que bien merecen la pena: está la pala de oro.
La pala de oro es una gran retablo de oro, plata y piedras preciosas del año 975 y que fue traído de constantinopla. Es una maravilla y que tiene un valor incalculable. Lo bueno que tiene esta entrada, es que te permite ver también de cerca el baldaquino del altar mayor y la tumba de San Marcos. Posteriormente abandonamos esta zona central de la basílica, decidimos tirar hacia el museo, ya que para los tesoros no íbamos a tener tiempo (teníamos visita a las 11:10 para el itinerario secreto del palacio ducal).
Para dicho museo hay que pagar 4€ y está en la zona derecha de la entrada de la basílica, justo entre la valla de acceso y la puerta de acceso al interior de la basílica. Hay que subir muchas escaleras, pero merece la pena, ya que hay cantidad de mosaicos antigüos, las alfombras originarias de la basílica y lo más importante: los 4 caballos traidos de constantinopla. Dichos caballos componen la cuádriga más antigüa existente hoy por hoy.
Además de estas pequeñas joyas, tuvimos acceso a unas vistas panorámicas del interior de la basílica y algo que si no es desde aquí, es muy dificil conseguir, unas vistas inigualables de la plaza de San Marcos desde la balconada de la basílica, donde se encuentran las copias de los 4 caballos originales. Las fotos lo dicen todo.
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Después de sacar humo a la cámara de fotos y de video, bajamos por las escaleras que habíamos subido préviamente y fuimos al edificio adjunto a la basílica, el palacio ducal. Como he comentado teníamos reserva para el itinerario secretoa las 11:10, y comenzó con puntualidad. Eso sí, si estábamos 20 personas, 18 éramos españoles y 2 italianos. Yo creo que es algo que debería dar en qué pensar a la organización.
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El itinerario estuvo bien, ya que no te limitas únicamente a las fantásticas salas de un palacio, sino que ves los recovecos escondidos existentes. La ruta es en el piso superior del palacio, y comienza explicándote el efecto que producen las placas de plomo del techo. En invierno un frío helador y en verano, una sauna. Nos explicaron como trabajaban los notarios y te enseñan sus "oficinas". De ahí te llevan a la zona de las celdas y te explican los métodos de tortura que manejaban y se recrean en la huída de Casanova.
La visita guiada dura hora y media, después de la cual te dejan libre para visitar lo que quieras del palacio. Destacan las prisiones nuevas y el paso por el puente de los suspiros, la gran sala en el que entraban una jartá de gente y donde votaban temas políticos, y que contiene el mayor óleo del mundo, la armería, la escalera de acceso con oro de 24 kilates y la Escalinata de los Gigantes, donde coronaban a los Dux.
La visita a este palacio me ayudó a entender lo que era antes Venecia, su funcionamiento político, el por qué y origen del palacio ducal y todo lo relativo a los Dux. Fue algo verdaderamente enriquecedor.
Entre la basílica y el palacio ducal, se nos fue la mañana, asi que de ahí decidimos comer ya que eran alrededor de las 2 de la tarde. Escogimos el "Ristorante All´Angelo", cerca de la plaza San Marcos. Buen servicio, una comida fantástica y un precio medio. Fue una elección satisfactoria.
Y de ahí y tras pasar por la plaza San Marcos para despedirnos de ella, fuimos a recorrer Venecia. El primer paso fue el puente de los suspiros, que en mi opinión, la publicidad se carga su encanto y lo convierte en un puente algo simple.
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Venecia es una ciudad que da gusto pasear. Si quieres desviarte de los turistas, te puedes meter en cualquier rincón, por ello, y para buscar rincones, escogí el lado contrario del gran canal, por lo que tuvimos que cruzar el puente de la academia. Las vistas desde ahí son impresionantes y se puede decir que normalmente son la carta de presentación de venecia en las guías.
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Después de aquel día, estoy cada vez más seguro que acerté en la decisión de cambiar de vertiente y buscar la calma entre los canales. Hubo un momento que no parecía que estuviese en Venecia, dada su quietud y calma, es más, ¡encontré relajación! Fue un paseo muy interesante, porque nos mostró la Venecia tranquila, la Venecia de los rincones. Y de ea manera nos dimos un buen garbeo, ya que anduvimos hora y media hasta rialto, el final de nuestra visita.
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Rialto es un puente diferente a cualquiera ya visto. Tiene clase, belleza, glamour... y lo que no sabía, ¡Tiendas en su interior!. Eso si, con lo relajado que estaba del paseo, que rápido se me fue, porque eso estaba totalmente masificado, una barbaridad de gente. Y en ese preciso momento cayó una tormenta tremenda, lo que nos obligó a coger hacia las 7 el vaporetto uno y emigrar hasta Mestre para preparar la salida del día siguiente hacia Salzburgo, descansar, disfrutar y reflexionar sobre la ciudad que habíamos visto.
Y es que mi madre usó una frase que lo resume todo muy bien:
"una persona antes de morir, tiene que pasar aunque sea una vez por Venecia"