El primer día completo en Chiang Mai lo dedicamos a hacer una serie de visitas por nuestra cuenta. Hablamos con Victor y nos reservó un taxi para ir al Tiger Kingdom y al Doi Suthep. Nos costó 700 baht. Es posible que regateando en la calle lo hubiésemos sacado algo más barato, pero preferimos no complicarnos.
Desayunamos en The Cat House, ya que el Top Garden no sirve comida, y fue un desayuno de lujo, ¡qué bueno! Unas tostadas francesas con miel y una tortilla con pollo y verdura. Junto con dos tés, 230 baht.
A las 9 pasó a recogernos el taxista y nos llevó al Tiger Kingdom. Tardamos unos 45 minutos en llegar. Mi marido había jurado y perjurado que él no se entraba con los tigres grandes. Pero cuando llegamos allí y vimos los diferentes de entradas, fue él mismo quien sugirió comprar el pack de grandes y pequeños (no bebés). Nos costó 840 baht cada uno. Se pueden comprar entradas individuales para cada tamaño de tigre, siendo la más cara la de los bebés. O comprar una serie de paquetes que tienen establecidos, que te suponen algo de ahorro.
Pues nada, para adentro. Primero a la jaula de los grandes. Nos leímos las recomendaciones, que ya más o menos conocíamos: no hacer ruidos fuertes, no acercarse por delante, hacer caso al cuidador,… Dejamos todas nuestras cosas fuera menos la cámara y entramos en la jaula, ¡qué nervios! El cuidador nos llevó donde estaba uno de los tigres, de nombre Buey. ¡Era enorme! Nos sentamos con él, en la parte de atrás, le acariciamos la barriga, mientras el cuidador nos hacía fotos. Nos dijo que nos echáramos sobre él y le abrazáramos, era impresionante sentir su respiración. El tigre estaba despierto pero un poco amodorrado, pero aun así su respiración era muy rápida.
En la jaula había otros tres tigres, algunos andando por allí y otros medio dormidos. Estos tigres, los grandes, tienen 2 años. Nos acercamos a todos, aunque el más grande fue el primero con el que estuvimos. Algunos tenían arañazos en la piel, y el cuidador nos dijo que era porque a veces se pelean entre sí.
Estuvimos unos 15 minutos en la jaula. Salimos, nos lavamos las manos, y a la jaula de los pequeños. Tienen 8 meses, pero ya eran bastante grandes. Estos eran más juguetones. Les tienen una piscina, donde ellos suelen jugar. Y los cuidadores les sacaban unas ramas con hojas, que a ellos les gustaba perseguir. Eran como gatitos chicos, pero de mayor tamaño. Pero no hay que olvidar que son tigres, aunque hayan nacido en cautividad tienen sus instintos intactos. Estando en la jaula pasó un niño por el pasillo exterior y a uno de los tigres se le erizó todo el pelo, y se puso como en postura de cazar. El cuidador nos explicó que para ellos los niños son presa. Por ello no dejan entrar a los menores de 15 años en las jaulas, salvo en la de los bebés, y a la de los grandes solo pueden entrar los mayores de 18 años.
Después paseamos y vimos el resto de tigres desde fuera. Tenían 3 tigres recién nacidos, con apenas 15 días, dos de los amarillos y un albino. Solo se podían ver a través de un cristal, y eran una monada, daban ganas de meterlos en el bolso. También había un león y un tigre albino, que era enorme.
Fue una experiencia interesante, y muy impresionante tocar y acariciar a estos animales. Reconozco que esta actividad me ha despertado sentimientos encontrados. Por un lado, sé que estos animales estarían mejor en libertad y en su hábitat natural. Pero por otro, veo que están bien cuidados y supone una oportunidad de estar tan cerca de estos animales y aprender un poco más sobre ellos. ¿Lo volvería a hacer? Probablemente no. A pesar de lo bonito que parece, creo que hay muchas lagunas en el planteamiento del lugar.
Cuando acabamos con los tigres nos fuimos a Doi Suthep, el templo más importante de Chiang Mai y del norte de Tailandia. Está a 18 km de la ciudad, situado sobre la montaña del mismo nombre, a 1073 metros de altitud. Dice la leyenda que un elefante fue enviado para llevar una reliquia y escoger el lugar en el que se construiría el templo. Después de dar tres vueltas sobre sí mismo, murió en el lugar dónde hoy se encuentra el templo. Así fue como se eligió el emplazamiento del mismo.
Para llegar al templo hay que subir 309 escalones, aunque esto se puede evitar utilizando el funicular. Sin embargo, es una subida cómoda y unas escaleras muy bonitas, así que recomiendo subir andando a no ser que lo impida algún problema físico.
Una vez arriba pagamos la entrada (30 baht), nos descalzamos y entramos al recinto principal del templo. Lo más impresionante es un chedi dorado, que refleja la luz del sol, causando un efecto bonito, aunque deslumbrante. También hay muchas imágenes de Buda, por supuesto. En una de las pequeñas capillas que se encuentran en los laterales había un monje rezando, que cuando nos vio entrar nos dijo que nos acercásemos. Nos preguntó de dónde éramos y empezó a echarnos agua bendita, entonando un cántico en el que repetía "¡Buena suerte, buena salud, buena prosperidad!". Y así, sin esperarlo, nos bendijo un monje budista en Doi Suthep.
Una de las cosas que más me gustó del templo fueron las campanas. Por todo el recinto hay campanas, de todos los tamaños. Las más pequeñas sonaban cuando soplaba el viento, y su sonido transmitía una sensación de paz. Después me fijé y vi estas pequeñas campanas en muchos sitios de Tailandia, pero en Doi Suthep, debido a su altura, había bastante viento y sonaban mucho.
Las vistas desde alli son muy bonitas, se ve gran parte de la provincia de Chiang Mai. Lástima que había nubes y bruma y no se distinguía bien el paisaje.
A la hora convenida con nuestro taxista bajamos para ir de nuevo a Chiang Mai. En uno de los puestos que hay junto a la entrada compramos una salchicha muy rica, por dentro tenía fideos, y una salsa muy rica. Nos sirvió para matar el gusanillo, ya que queríamos comer en la ciudad. Le dijimos la taxista que nos parase junto al Wat Phra Singh, ya que por la tarde teníamos intención de visitar alguno de los templos más céntricos.
Fuimos a comer a un restaurante cercano que recomendaban en la Lonely Planet, el Heuan Phen. Nos costó un poco encontrarlo, pero mereció la pena. Pedimos khao soi de carne y de pescado. El khao soi es una especie de sopa con fideos fritos, típica del norte de Tailandia. Nos gustó mucho, y el restaurante recomendable. Tiene aire acondicionado y las mesas y sillas son de madera tallada. Los dos khao soi, un plato de pollo frito y dos cervezas shinga, 320 baht.
Tras la comida, visitamos el Wat Phra Singh, el templo más venerado de la ciudad.
Después fuimos a otro de los templos importantes, el Wat Chedi Luang. Dentro había una ceremonia donde había decenas de monjes entonando una letanía que parecía hipnótica.
Junto a este templo hay uno pequeñito, donde ponía expresamente “Women are not permited”. Era el Sao Inthakin o el Pilar de la Ciudad. Me dio mucha rabia, porque era muy bonito, según pude ver en las fotos que le hizo mi marido.
En el mismo recinto del Wat Chedi Luang está el Wat Phan Tao, un templo de madera de teca, y otro muy bonito del que desconozco el nombre.
Más adelante vimos otro pequeño templo muy fotogénico, el Wat Inthakhin Sadue Muang.
De camino a la guest house paramos en el mercado de Somphet. Aunque los puestos de pescado ya estaban cerrados, los de verduras y especias aún estaban abiertos y aprovechamos para dar una vuelta y comprar algunas especias y frutas secas. Por cierto, el mango deshidratado está espectacular.
Descansamos un rato y salimos a cenar y a comprar el desayuno del día siguiente en un 7 eleven. Nos recogían a las 7:30 para ir al campamento de elefantes, por lo que no nos daría tiempo a desayunar. Cenamos en el pequeño restaurante donde la noche anterior habíamos comido el mango con sticky rice. Pedimos un pad thai y un guiso de carne con calabaza, acompañados por una cerveza chang.
Allí al lado había un puesto donde hacían los mejores batidos que probamos en el viaje. Esa noche nos lo hicieron de mango y coco con yogurt. Estaba increíble, nos hicimos asiduos de esos batidos las siguientes noches que pasamos en Chiang Mai.
GASTOS DEL DÍA (2 PERSONAS)
Desayuno: 230 baht
Taxi: 700 baht
Entrada Tiger Kingdom: 1680 baht
Entrada Doi Suthep: 60 baht
Comida: 380 baht
Entrada Wat Phra Sing: 20 baht
Cena: 220 baht
Batido: 60 baht
7 eleven: 100 baht