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DIA 5
Este día hemos pensado dedicarlo a ver un trozo de la Costa da Morte. Nos hubiera gustado ver desde Camariñas, bajando hasta Carnota, los lugares más emblemáticos y de allí vuelta a Santiago, pero no nos fue posible, porque además de que tienes que aprovechar muy bien el día para hacerlo así, tuvimos un pequeño percance con el coche. Nada grave, pero nos supuso una pérdida de tiempo
Nos duchamos, desayunamos y salimos desde Santiago dirección Camariñas. Allí buscamos directamente el camino que llega hasta el faro Vilán. Desde el pueblo no es mucho trozo, unos 10' en coche más o menos, y la carretera es buena. Llegamos al cabo y para variar, las vistas son fabulosas desde allí y la costa es preciosa... Al entrar en el edificio que hay al lado del faro nos encontramos con un centro de interpretación donde se explican interesantes datos sobre los faros y la costa da Morte y sus naufragios. También hay una exposición permanente de objetos relacionados con los faros, donde se explica, entre otras cosas, que éste fue el primer faro que funcionó con luz eléctrica en España, y que ha realizado una labor muy importante en esta cosa. También hay una pequeña cafetería.
Después quisimos dirigirnos al cementerio de los ingleses, que está muy cerca de allí. Seguimos las indicaciones que leí en el foro y otros diarios y enseguida dimos, deshaciendo el camino, con la pista de tierra que sale a mano izquierda y que nos lleva a unas preciosas playas y finalmente al cementerio. Qué decir de este tramo de trayecto. Las palabras se quedan cortas. Me encantó. Las vistas al faro desde esta perspectiva son preciosas, y en general, durante todo el trayecto. Quisimos pararnos en las playas, que además estaban prácticamente desiertas. Fue uno de los mejores momentos de todo el viaje, descalzarme y andar por esas playas tan bonitas, con la marea baja, e ir observando los animales del mar en cualquier charco de agua. No sé muy bien cuánto rato estuvimos allí, pero me pareció tan increíble que me hubiera quedado todo el día.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Continuamos el camino hasta el cementerio, que aquí sí, ya había algo más de gente. Como ya sabéis, el cementerio lo construyeron los habitantes de Camariñas tras el naufragio del Serpent, que era un barco de la corona británica que naufragó en esta costa (uno de tantos), pero que fue bastante trágico, porque murió toda la tripulación (175 personas), menos tres de ellos, y además casi todos estaban vivos pero estaban atrapados entre las rocas y no tenían escapatoria. Vamos, una agonía en toda regla. En los días posteriores el mar fue devolviendo los cuerpos sin vida a la playa y los habitantes de Camariñas los fueron enterrando allí, junto a otros cuerpos de otros naufragios.
Realmente el sitio es más simbólico que real, en el sentido de que no hay que esperarse un cementerio a la usanza. Hay una roca conmemorativa y algunas lápidas. También hay una especie de capilla donde la gente deja objetos de todo tipo: ramos de flores, velas, muñecos... También son muy curiosas de ver las pequeñas esculturas de piedras apiladas que hace la gente. Así se entiende muy bien el nombre de la costa, de por qué ese nombre tan funesto para un sitio tan bello, y es que el lugar que a nuestros ojos se presenta tan hermoso fue lo último que vieron muchas personas antes de morir.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Volvimos a deshacer el camino y cuando llegamos a Camariñas ya es hora de comer. Aparcamos con relativa facilidad pero al ir a subir las ventanillas del coche...Horror! La ventana del copiloto no sube de ninguna manera. No era un problema muy grave, pero realmente no puedes dejar un coche por ahí con una ventanilla abierta. No hace falta ser Einstein para adivinar qué va a pasar
Así que mientras unos vamos a comprar comida a un supermercado, los otros llaman al seguro. Comemos allí mismo cuatro cosas que hemos comprado, esperando una respuesta, y nos remiten a un taller que está cerca de Camariñas. Llevamos el coche hasta allí y después de un rato nos dicen que nos pueden cambiar la pieza que falla o nos pueden bloquear la ventana para que no pueda abrirse para salir del paso. Evidentemente un recambio de pieza significa perder toda la tarde, porque primero tienen que traerla y luego desmontar, montar, etc. Total, que les pedimos que bloqueen la ventanilla para poder aprovechar la tarde.Mientras están haciendo el trabajo damos una vuelta por los caminos de tierra que hay por ahí, pero realmente solo hay casas y huertos, no hay nada que hacer. Por suerte van bastante rápido y podemos salir relativamente pronto. Decidimos ponernos en dirección a Muxía. Llegamos bastante rápido y aparcamos fácilmente. Lo primero que hacemos es ir a tomarnos un café porque con el lío del coche no hemos podido ni comer tranquilos. Después andamos por el paseo hasta una calita muy chula, de aguas bastante turquesas, donde mucha gente anda bañándose. Decidimos coger el coche e ir hasta el faro y al Santuario de la Virgen de la Barca. Allí disfrutamos mucho de las olas, porque hace mucho viento y chocan fuerte contra las rocas, levantando con fuerza el agua y creando mucha espuma. Había mucha gente con buenas cámaras y trípodes tomando fotos e intentando capturar el momento del coche del agua, porque era todo un espectáculo de la naturaleza. Luego entramos al santuario y dimos un pequeño paseo por aquí. El viento que sopla es bastante molesto (no os aconsejo ir en falda o vestido
)*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El siguiente punto será Fisterra, así que nos ponemos en marcha. Al llegar al pueblo ya vemos los muchísimos albergue que hay, y coches, y gente por todos lados. Qué diferencia, de las playas de este mediodía, a la gente que hay allí! Como se nota que es el segundo sitio más turístico de toda Galicia (espero no meter la pata pero creo que leí en un diario que era el segundo tras la catedral de Santiago). Llegamos al aparcamiento, y es toda una odisea. Hay un embudo de coches y el tío que se supone que debe controlarlo está en medio de todo el meollo, con un vaso de coca cola en la mano, cual espantapájaros. No es por faltar (espero que no sea el padre, tío, vecino...de nadie de los que lea este diario, pero no estaba muy inspirado el hombre. Nosotros tampoco, todo hay que decirlo
), pero es que la que había liada allí de coches era muy parda porque el sitio es estrecho, y el tío se supone que debe evitar que pase eso. Encima yo era la que tenía el honor de conducir y me quedé cruzada en la carretera por la cual se supone que pasan las furgonetas para llegar a la cafetería del faro. Y adivinad quién venía detrás. Sí, la puñetera furgoneta de la coca cola 
que encima, la tomó conmigo, porque había obstruido su paso sin tener yo ni idea, porque todo era una montaña de coches. Entiendo que ellos están currando y nosotros de turisteo dominguero, pero un poco de paciencia hombreee 
Por fin consigo aparcar y damos una vuelta por allí. La verdad que el lugar es impresionante porque desde allí, ante el mar, te sientes insignificante del todo y la sensación es abrumadora, ya mires a tu derecha o a tu izquierda, pero realmente hay demasiada gente como para poder disfrutarlo con calma. No me extraña que los romanos pensaran que aquí era donde se acababa el mundo. Por cierto, había muchos carteles de prohibido hacer fuego, porque es costumbre llegar hasta aquí en peregrinación, como último punto del camino, y mucha gente quema algunas de sus pertenencias como acto simbólico. También me quedé sorprendida al ver a tanto suicida en potencia, porque intentando hacerse fotos espectaculares hay gente que se la juega mucho al borde de los acantilados...
Es hora de irse y pensamos en llegarnos hasta la cascada de Ézaro pero era tarde y había que regresar a Santiago, así que lo dejamos para otro viaje. En aproximadamente una hora llegamos a la pensión, donde nos duchamos y bajamos a cenar. Nos pusimos las botas a base de mejillones, jamón, churrasco, patatas fritas, tartas, orujo...y para qué voy a seguir. Nos fuimos a dormir con la panza a punto de estallar que no es que sea algo muy recomendable, pero es que la ocasión lo merecía.
La verdad es que se me hace muy nostálgico acordarme de esos maravillosos paisajes, y pensar que esta costa se llenó no hace tantos años de porquería. Es increíble cómo se ha podido recuperar tanto en tan poco tiempo y cómo la gente se volcó en echar una mano a limpiar toda la mierda, hablando mal, que causó tal desastre ecológico. Lo mismo se me hace ahora duro pensar que justo la semana en la que hemos vuelto se han declarado mogollón de incendios y se han estado quemando tantas hectáreas que no lo quiero ni pensar, porque me entristece mucho pensar que sitios por los que he pasado hace escasos días hayan ardido... Me duele decirlo pero no es ni medio normal lo de los incendios en Galicia. Y aquí lo dejo. Me está dando rabia acabar así la etapa, sobretodo de una zona tan maravillosa como es la Costa da Morte. Me la esperaba bonita, pero es MUCHO más bonita de lo que se ve en las fotos porque ninguna le hace justicia. Ojalá hubieran sido dos días y podríamos haber acabado de ver la zona con relativa tranquilidad, pero me queda un precioso recuerdo de la zona
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