Escocia, febrero 2009 ✏️ Diarios de Viajes de Reino UnidoHola viajeros! Esta nueva etapa se corresponde a mi segundo viaje interesante, un viaje que me llevo por tierras escocesas que, sin duda alguna, son maravillosas. Este tuvo lugar el febrero del 2009, después de que acabara la época de exámenes de...Diario: Descubriendo el mundo⭐ Puntos: 4.5 (2 Votos) Etapas: 4 Localización: GlobalHola viajeros! Esta nueva etapa se corresponde a mi segundo viaje interesante, un viaje que me llevo por tierras escocesas que, sin duda alguna, son maravillosas. Este tuvo lugar el febrero del 2009, después de que acabara la época de exámenes de la universidad y antes de que retomara las clases. Fuero seis días en Escocia que aprovechemos al máximo recorriendo, con mi amigo Toni y mi primo Sergio, casi todo el país en nuestro coche de alquiler (después de tantas horas sentados en él ya lo considerábamos casi de nuestra propiedad). Un itinerario que no nos dejo indiferentes. El viaje fue atípico porque vimos otra Escocia que no es la habitual en cualquier guía o libro de viaje: en vez de ser las típicas colinas verdes eran blancas debido a la nieve que caía esos días en el país. Después de acabar mi último examen, que cerraba el primer cuatrimestre, me plante en el aeropuerto de Girona preparado para salir hacia mi nuevo destino. Viajamos con la compañía Ryanair con destino el aeropuerto de Glasgow (Prestwick) situado en la costa oeste del país. Pero nuestra primera noche no estaba cerca del aeropuerto, sino que el hotel donde habíamos reservado se encontraba en la otra costa, en Edimburgo (la capital de este magnífico país que teníamos por delante para descubrir). La necesidad que teníamos por viajar rápidamente a Edimburgo desde el aeropuerto, para llegar a tiempo a hacer el check-in en el hotel, nos obligo a hacernos con un coche de alquiler en el mismo aeropuerto. La capital de Escocia no defraudo nuestras expectativas. Su aspecto medieval nos impresiono, sobre todo cuando paseábamos por la Royal Mile, en la visita (obligatoria) al castillo y, también, la abundante y no de extrañar (por las fechas) nevada que caía aquel día. La nevada le daba al ambiente un aspecto algo tenebroso, algo que caracteriza a la ciudad desde siempre, pero esta se lo acentuaba más. A pesar de sus aspectos negativos, la aprovechemos al máximo como por ejemplo jugando con la nieve en lo alto de Calton Hill, cosa que nos hizo pasar una tarde estupenda. Cuando nos dirigíamos paseando hacia el Calton Hill nos encontremos con un cementerio en el que me sorprendió encontrarme con la tumba de David Hume, porque nunca lo había relacionado con Edimburgo (aunque después me documente y, sí, era escocés). Nuestra siguiente parada en el viaje fue la ciudad de St. Andrews, una ciudad con un gran afluente de estudiantes que acuden a su reconocida universidad. Las vistas de su costa son preciosas, sobre todo por los encantos de sus monumentos ya en ruinas. La catedral, de la cual se conserva muy poco, y su cementerio, situado alrededor de esta, dan una panorámica preciosa. También, dispone de un castillo que se conserva en un estado parecido al de la catedral, situados en la costa ambos. Las playas estaban repletas de tierra erosionadas. Aunque a la ciudad se le considera la cuna del golf, con multitud de campos para practicarlo, no pudimos observarlos porque todo St. Andrews estaba cubierta por una capa de nieve que no nos dejó ver el verde césped. Dejando atrás la población de St. Andrews, nos dirigimos hacia el norte dirección a las Highlands para descubrir el mítico Lago Ness (Loch Ness en inglés) y, entre otras muchas cosas, Inverness, la capital de este territorio. El camino fue muchísimo más duro de lo que esperábamos, el GPS nos desvió por unas carreteras secundarias que con las nevadas habían quedado bastante inaccesibles, con una profundidad de hasta un metro en algunos sitios que quedaba reflejada en las cunetas. Incluso nos llevó por un puerto de montaña que daba a una estación de esquí. Seguramente ese sería el camino más corto, pero en una estación que no fuera invierno, y, si no hubiera nieve por todas partes, unos parajes preciosos repletos de verde por todas partes. Pero antes de adentrarnos en ese dificultoso viaje en el coche por caminos nevados (que no dejaban de asombrarnos por su espectacularidad) nuestro itinerario se desvió en dirección al castillo de Glamis (Glamis Castel). La sorpresa no vino por su belleza o majestuosidad, sino que fue porque no pudimos llevar a cabo esa visita. El castillo se encontraba cerrado al público y nos quedemos con las ganas de poder verlo, porque nos habían dado buenas referencias y habíamos visto fotos que nos daban la sensación que valía la pena acercarse a Glamis. A pesar de nuestra desilusión, no nos rendimos y nos dirigimos a visitar otro castillo del que también teníamos recomendaciones y nos pareció una buena alternativa. El castillo que elegimos como alternativa fue el de Dunnottar Castle, situado en un peñón cerca de la ciudad de Stonehaven. Para acceder a él se tiene que caminar unos tres quilómetros por un camino (que en nuestro caso tenia placas de hielo y nieve) que transcurre entre campos de cultivo. Tampoco pudimos acceder a su interior pero las vistas desde fuera de ya fueron más que suficiente para quedarnos satisfechos. Nuestra primera visita en la parte norte del país fue la vista obligada al Lago Ness, un lugar emblemático de Escocia conocido alrededor del mundo. La verdad es que me impresionó bastante. Hicimos una noche en un hotel que estaba en las orillas del lago y despertarnos y hacer el desayuno con vistas al lugar fue memorable. Estábamos dispuestos a hacer algo que nadie nunca había hecho antes, encontrar al monstruo que se dice que vive dentro del lago. Y para ello nos subimos a un barco que hacia rutas por el lago, el cual llevaba un sonar incorporado para ayudarnos con la imposible tarea de encontrar a Nessie (el famoso monstruo). La ruta nos llevó a visitar un castillo, en ruinas, que se encuentra en sus orillas, el Castillo de Urquhart. Al acabar la ruta y después de haber hecho el recorrido, más tarde, hacia Fort Williams, puedo asegurar que encontrar a Nessie es un trabaja muy difícil por lo grande (hay que recordad que casi llega de punta a punta de Escocia) y lo profundo que es, según lo que contemplemos en el sonar del barco. La capital de Highlands, Inverness, no dispone de muchas atracciones turísticas aunque no por eso deja de ser encantadora. Yo me quedo, de esta ciudad, con la gente por el buen trato que nos dieron y lo simpático que fueron con nosotros. El rio Ness (si también hay un rio con este nombre) cruza la ciudad y le da una imagen muy bonita a esta. El castillo de esta ciudad se encuentra en una colina situada en una de las orillas del rio. Aunque es de estética más moderna que los ya visitados (Edimburgo, Glamis y Dunnottar) es bastante recomendable, si pasas por la zona, pararse y observarlo desde la orilla contraria del rio. Dediquemos toda una tarde a la ciudad de Fort Williams y sus alrededores, que se encuentra en la punta contraria del Lago Ness respecto a Inverness. Es un buen sitio para utilizar como campamento base para recorrer las Highlands, por su situación y comunicación por carretera. Como ciudad es bastante tranquila y sencilla. La verdad es que lo que más llama la atención es son sus afueras, y creo que las vistas desde el coche por la carretera que iba paralela al lago dirección a Fort Williams lo dejo muy claro. En las afueras visitamos las ruinas de una pequeña fortaleza situada al borde del lago, que sinceramente no era gran cosa. Lo que si que recomendaríamos con los ojos es una excursión por Ben Nevis, la montaña más alta de todo el país. Nosotros, como venía siendo común en todo el viaje, no pudimos disfrutar de esta magnífica experiencia por culpa de la climatología. A pesar de no poder hacer el ascenso disfrutemos de la panorámica, también impresionante, que deja la montaña desde su valle Dediquemos otro de nuestros días de viaje, que ya solo nos quedaba ese y otro más para volver al aeropuerto de donde habíamos iniciado el viaje, en recorrer la Isla Skye situada en la costa oeste de Escocia. La verdad es que la vista es muy gratificante. Se trata de una ruta que nos mostro la parte más rustica del país, con carreteras que dejaban mucho por desear y una gran cantidad de ganado pasturando por la zona. Antes de acceder a la isla, por el único puente que existe, hay un castillo a unos pocos quilómetros que es una de las estampas más fotografiada y, ciertamente, se merece esa fama porque es muy bonito, Eilean Donan Castle. Ya en la isla, dimos la vuelta completa visitando: desde sus paisajes montañosos, su castillo o sus acantilados de la parte norte de esta. La verdad es que es de lo mejorcito de todo el viaje y no cabe en mi imaginación, después de haberla visitado, un viaje por Escocia sin pasar por esta región. El último día de viaje empezó cerca de Fort Williams y nuestro destino era el aeropuerto de Glasgow (Prestwick), como ya había comentado. Nuestra ruta tenía como paradas las montañas denominadas “Las tres hermanas” y el Lago Lomond. Encontremos a las tres hermanas rodeadas de una intensa niebla, pero a pesar de eso… unas vistas espectaculares. Lomond es, aparte del lago, una reserva natural que por las prisas dejemos de visitar en profundidad y lo dejemos en tan solo en un par de paradas en sus orillas. Como punto y final al viaje, atravesamos por la gran urbe de Glasgow y para nuestra sorpresa (cuando pensábamos que no veríamos nada de interés porque pasábamos por las afueras) nos topemos con el estadio de futbol del Glasgow Rangers, y como aficionados al deporte rey nos vimos en la obligación de parar a hacernos algunas fotos. Solo quería dejar constancia, para finalizar, de algunas de las poblaciones por donde paremos. La fotografía de la izquierda se corresponde a la ciudad de Dundee, donde pasemos una noche, hecha desde el coche en el puente más largo del país. La fotografía del centro es de Fort August un pequeño pueblo de paso entre Inverness y Fort Williams situado en el Lago Ness donde paremos a comer un haggis, un pastel de carne muy típico del país. Y la de la derecha se corresponde a las casas del puerto de Portree, ciudad más importante de Skye, donde estuvimos comiendo en un Fish&Chips y nos llamo la atención estas casas pintadas de distintos colores para que se vieran desde el mar. Una vez concluido mi relato sobre mi visita en Escocia, solo me queda decir que ha sido apasionante y no dudaría en repetir como destino. Eso sí, he llegado a una conclusión: en mis siguientes viajes a países que estén situados bastante al norte, tendré que evitar meses en que pueda caer nevadas o hacer mucho frio. Me he quedado con las ganas de ver los mismos paisajes repletos de abundante verde por todas partes, aunque tampoco cambiaria los paisaje nevados que nos han acompañado todo los días. 📊 Estadísticas de Etapa ⭐ 4.3 (4 Votos)
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