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Me levanté bastante temprano y tras desayunar algo que tenía en la habitación salí en busca de un tuk-tuk que me llevara a los templos de Pattadakal y Aihole. Hay algunos conjuntos más por la zona, pero con eso me fue suficiente. Yo pagué 800rp y estuve de 7:30 a 15:00 aproximadamente. Todo lo hice con mucha calma, en ese tiempo se pueden hacer más cosas.
Un consejo. El día anterior me asaltaron varios conductores de rickshaw ofeeciéndose para llevarme a Pattadakal y los demás. Los rechacé porque prefería no comprometerme, pero si encontráis uno que hable bien inglés y parezca apañado, negociad con él. Yo acabé yendo con un señor mayor con el que no pude comunicarme en todo el día.
Personalmente Pattadakal es el más bonito con diferencia, no solo por la cantidad de templos si no por la calidad de los relieves. A aquellos que les guste la fotografía podrán pasar allí horas y horas, no solo con los templos, también con los niños y las señoras de coloridos vestidos que aparecen por allí. Me encantó. Lástima que el cargador de la cámara estuviera en la mochila y tuviera que limitar mucho las fotos que tomaba.
Por cierto, la entrada a Pattadakal son 600rp y a Aihole son 300rp, nada baratos. Creo que hay buses que llegan hasta allí, pero no sé con qué frecuencia.
Al regresar a Badami fui tranquilamente a comer y a dar una última vuelta. Imposible decir cuánta gente me saludó y me dedicó una sonrisa, eso demuestra, además de su cordialidad, los pocos occidentales que acabamos varando por esa zona (en dos días no vi más de 5 o 6) y eso que supuestamente era temporada alta.
Me tomé unos zumos riquísimos en un puesto de la calle principal (entre la calle del mercado y la estación de buses) por 15rp. Fue algo arriesgado porque seguro que llevaban agua, pero no pude resistir la tentación. Bueno, algo sí resistí porque hubiera tomado 3 o 4.
A las 19:30 cogí el bus a Hospet con VRL Travels (llegaba a las 23:55). Es sleeper sin aire acondicionado, pero al ser de noche abrías las ventanas y no se iba mal. Este tipo de autobuses con literas en lugar de asientos son bastante comunes en India. Tienen su parte buena y su parte mala, eso va a gusto del consumidor. Eso sí, lleva algo que puedas usar de almohada.
Todo genial, tenía apalabrado que el dueño del guesthouse de Kaddiramapura me recogiera de Hospet para llevarme al hostal. Pero en el último momento la película tuvo un maestro giro de guión que nadie pudo ver venir y que tanto gusta a los espectadores de las pelis americanas.
Yo, siempre precavido, iba mirando el mapa, y al ver que no cogíamos el desvío de Hospet me acerco al conductor para decírselo. Cuál fue mi sorpresa al ver que me iba dando largas alegando que más adelante lo solucionaba, que no me preocupara. Finalmente, después de media hora de alejarme de Hospet paró un bus que iba en sentido contrario para que me cambiara y ahí me vi, casi a la 1 de la mañana subiéndome a un bus en medio de la autovía.
Por suerte todo salió bien, encontré a mi casero y pude acostarme tranquilo.
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